Sopa de cebolla francesa 🧅🧀

Sopa de cebolla francesa 🧅🧀

Un cuenco de sopa de cebolla francesa es pura comodidad parisina: cebollas dulces y caramelizadas lentamente bañadas en un caldo sabroso con tomillo, coronadas con baguette crujiente y una manta fundente de Gruyère. Aunque sus orígenes se remontan a la Francia del siglo XVIII y a los bulliciosos mercados de Les Halles, su atractivo es eterno: ingredientes humildes transformados con paciencia y calor. La magia está en extraer la dulzura profunda de la cebolla y equilibrarla con vino, caldo y un susurro de coñac.

Historia y origen

En los bistrós y puestos de Les Halles, esta sopa reconfortaba a comerciantes y madrugadores. Su fama cruzó fronteras como emblema del confort francés: productos sencillos, técnica precisa y un gratinado irresistible.

Curiosidades 🧅🧀

  • La caramelización real toma tiempo: atajos rápidos no desarrollan el mismo sabor.
  • El pan tostado actúa de “tapa” para que el queso gratine y no se hunda.
  • Gruyère es clásico; Comté aporta notas de nuez muy elegantes.

Ingredientes

  • 1,2 kg de cebollas amarillas, en rodajas finas 🧅
  • 3 cucharadas (42 g) de mantequilla + 2 cucharadas de aceite de oliva 🧈🫒
  • 1 1/2 cucharaditas de sal kosher, y más al gusto 🧂
  • Pizca de azúcar (opcional) ✨
  • 150 ml de vino blanco seco 🍷
  • 1,5 L de caldo de ternera (o mezcla ternera/pollo) 🍲
  • 3–4 ramitas de tomillo + 1 hoja de laurel 🌿
  • 1 cucharada de coñac o brandy (opcional) 🥃
  • Pimienta negra recién molida ⚫️
  • 1 baguette pequeña, en rebanadas y tostada 🥖
  • 200–250 g de Gruyère, rallado (o Comté/Emmental) 🧀

Instrucciones

  1. Carameliza las cebollas

    • Derrite mantequilla y aceite a fuego medio.
    • Añade cebollas, sal y una pizca de azúcar. Cocina 35–45 minutos, removiendo cada pocos minutos, hasta que estén doradas y con textura de mermelada. Ajusta el fuego para que se doren sin quemarse.
    • Si se forman restos dorados en la olla, desglasa con un chorrito de agua y raspa: puro sabor.
  2. Desglasa y construye sabor

    • Incorpora el vino blanco; cocina 2–3 minutos para suavizar la acidez y levantar el fond.
    • Añade caldo caliente, tomillo y laurel. Hierve suavemente 20–25 minutos; el aroma debe sentirse redondo y sabroso.
    • Retira tomillo y laurel. Agrega el coñac para un acabado de restaurante (opcional). Ajusta de sal.
  3. Tuesta, cubre y gratina

    • Reparte la sopa en cuencos aptos para gratinar. Coloca una o dos rebanadas de baguette tostada encima.
    • Cubre con Gruyère. Gratina 2–4 minutos hasta que burbujee y se dore. Deja reposar 1–2 minutos para no quemarte.
  4. Servir

    • Termina con hojas de tomillo y pimienta. Acompaña con ensalada crujiente y, si te apetece, una copa del mismo vino.

Consejos del Chef

  • La clave es la paciencia: cebollas poco caramelizadas = sabor plano. Busca un dorado intenso y bordes melosos.
  • ¿Sin vino? Desglasa con un chorrito de vinagre (de Jerez o de vino blanco) y 1 cucharadita de azúcar para equilibrar.
  • El caldo importa: el de ternera aporta cuerpo; mezcla 50/50 con pollo para un resultado más delicado.
  • Quesos: Gruyère es clásico; Comté aporta notas de nuez; Emmental funde elástico.
  • Anticípate: la sopa se conserva 4 días en frío. Recalienta suave y gratina con tostadas y queso justo antes de servir.

Sugerencias de servicio 🥂

  • Sirve en cuencos individuales aptos para horno y acompaña con ensalada verde con vinagreta de mostaza.
  • Vino: un blanco seco (Chablis) o un tinto ligero (Gamay, Pinot Noir) complementan de maravilla.
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